Fue Rector del Colegio, fue Profesor, fue Tutor. Ser capuchino es ser multidisplinar. Siempre nos acompañó y siempre destacó por su rectitud.
Cuando el Colegio fue languideciendo, siguió la obra del Padre Carlos, continuó con las misas en la Gruta, con el acompañamiento a los ex-colegiales y a la asociación, con el Boletín. Siempre con la misma ilusión y con la misma humildad. La humildad capuchina que muchos encontramos también en Padres tan entrañables como Cecilio ó Enecóiz, por sólo nombrar dos.
En su último viaje a Lekároz tuvo que venir en taxi. Pero vino. No faltó a su cita. Hoy le recordamos como uno de los frailes que nos inculcaron educación y amor a la Virgen del Buen Consejo.
M.J. Larriu Chueca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario